En todo el mundo, los estudios estiman que hasta el 63 % de los gatos y el 59.3 % de los perros de mascotas tienen sobrepeso u obesidad. Esta afección está relacionada con muchas enfermedades, como la osteoartritis y la diabetes felina. Los estudios también muestran que las mascotas con sobrepeso u obesas no viven tanto como sus contrapartes más delgadas. A pesar de las graves consecuencias para la salud del exceso de peso, las encuestas muestran que los dueños de mascotas a menudo no perciben el peso de sus mascotas como un problema. Una mejor comprensión y comunicación del papel de la nutrición en el manejo del exceso de peso en las mascotas puede ayudar a gatos y perros a llevar una vida mejor y más larga.

 

El primer paso para abordar el exceso de peso en las mascotas es reconocer la condición de cuerpo ideal para un perro o gato.

 

Otros posibles factores predisponentes son:

  • raza (factores genéticos). Con frecuencia afecta a las siguientes: retrievers (labrador, golden), beagle, basset hound, cócker spaniel, teckel (“perro salchicha”), collie, pastor alemán y terrier.

  • esterilización: los perros esterilizados tienen más probabilidades de ser obesos.

  • edad: es más probable que la obesidad afecte a los perros de más de 4 años.

  • enfermedades subyacentes, como las endocrinas (hiperadrenocorticismo, hipotiroidismo) o las que limitan la actividad física (artrosis, afecciones respiratorias y/o cardiovasculares).

  • medicamentos. La progesterona, los corticoides y los anticonvulsivantes pueden provocar polifagia.

SÍNTOMAS El exceso de grasa puede interferir con el funcionamiento normal de los órganos internos. La obesidad y el sobrepeso pueden implicar graves problemas de salud para el perro. Pueden reducir su esperanza y su calidad de vida. La obesidad va acompañada de un mayor riesgo de padecer enfermedades graves y agrava las preexistentes (articulares, cardíacas). El sobrepeso y la obesidad pueden ir acompañados de un mayor riesgo de padecer enfermedades graves, como artrosis, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, diabetes, complicaciones en la anestesia y la cirugía, infecciones, en especial cutáneas, y posiblemente cáncer. Los síntomas son los signos de la propia obesidad (peso superior al considerado óptimo para el perro) y posiblemente cualquier signo clínico de las enfermedades concomitantes (p. ej., cojera en un perro con artrosis).

DIAGNÓSTICO Si el propietario sospecha que su animal ha experimentado un aumento de peso, deberá llevarlo al veterinario para que este valore su condición física, así como la posibilidad de que presente alguna enfermedad subyacente o precise perder peso. Es esencial controlar sistemáticamente el peso y el índice de condición corporal de los perros que son llevados a la consulta para la vacunación o una revisión general, a fin de comprobar que no están ganando más peso del normal; también deberán llevarse a cabo estos controles en los perros que sufran cualquier enfermedad concomitante que predisponga al sobrepeso, como artrosis, cuadros cardiorrespiratorios, enfermedades endocrinas, etc. La valoración objetiva de la obesidad es fundamental para determinar su grado, el objetivo de pérdida de peso y el progreso hasta conseguirlo. También se necesita una evaluación física completa del perro para descubrir cualquier enfermedad concomitante que la obesidad pudiera complicar. El diagnóstico de la obesidad canina puede consistir en un simple cálculo del porcentaje sobre el peso óptimo (ideal). La obesidad se define como: exceder el peso ideal en un 20% o más. Se considera que un perro tiene sobrepeso, si supera entre un 5% y un 20% su peso ideal. Probablemente el método más habitual para diagnosticar la obesidad sea medir el índice de condición corporal (ICC). El ICC se basa en una valoración visual hecha por el veterinario o el ATV, con palpación del tórax, la cintura y las apófisis espinosas, para decidir la puntuación adecuada. Actualmente este es el método más utilizado en clínica. Existen dos sistemas muy utilizados, basados en una escala de 5 o de 9 puntos. En el sistema de 5 puntos, el 3 se considera normal, el 4 sobrepeso y el 5 obesidad. En el sistema de 9 puntos, el 6 se considera ligero sobrepeso, el 7 sobrepeso considerable, el 8 obesidad y el 9 obesidad mórbida. Un perro con un ICC de 6-9 es un buen candidato para un programa de pérdida de peso controlada. Otros métodos, como la absorbimetría dual con rayos X (DEXA), proporcionan una mejor evaluación de la masa grasa del perro. Sin embargo, requieren un equipo especializado y hay que anestesiar al perro, por eso se utilizan fundamentalmente en investigación y no en la clínica.

 

TRATAMIENTO La pérdida de peso es un tratamiento de primera línea en cualquier afección locomotora (artrosis) o de tipo cardiorrespiratorio. Cualquier pérdida de peso que acerque al paciente a su peso ideal supondrá un beneficio para el perro. El tratamiento tradicional contra la obesidad consiste en el control de la dieta (dieta específica baja en grasa y cantidades adecuadas de alimento) y el ejercicio. Actualmente, un programa de control de la obesidad se basa en los siguientes pasos: evaluación médica global del perro que permita diagnosticar la magnitud de su sobrepeso u obesidad, diagnóstico y tratamiento de cualquier enfermedad concomitante (p. ej., endocrinopatía, artrosis) y elaboración de un plan de pérdida de peso con control de la dieta y programa de ejercicios. En los programas basados en la dieta no se recomienda utilizar un alimento estándar de mantenimiento y restringir simplemente la cantidad, porque la mayoría de alimentos están equilibrados con respecto al contenido energético de la ración y, si este último se restringe, ello podría provocar un estado de malnutrición. En lugar de esto se recomienda utilizar una dieta formulada a propósito para perder peso. Existen diversas dietas para su uso como método principal de restricción de energía calórica.

 

PREVENCIÓN

Como con cualquier enfermedad, más vale prevenir que curar. La obesidad tiene una serie de implicaciones negativas en la salud y bienestar del animal, sobre todo una reducción de la calidad y la esperanza de vida. Por lo tanto, probablemente los beneficios para la salud y el bienestar de los perros sean mucho mayores si se impide que aparezca la obesidad, que si se tratan los casos en los que ya existe el problema. Es importante que el personal de la clínica tenga una actitud proactiva ante los problemas de peso de los animales, y que proporcione la información adecuada al cliente sobre los peligros de la obesidad de las mascotas. Todas las estrategias citadas en el apartado “Cambios del estilo de vida” se pueden utilizar tanto para prevenir la obesidad como para su tratamiento.